LOS CUERNOS DE LOS ESCARABAJOS

Una cuestión que ya fue debatida en el siglo XIX por Darwin es la funcionalidad de los cuernos de los escarabajos cornudos, incluyendo aquí también a los "ciervos volantes", es decir: para qué sirven esas estructuras exageradamente desarrolladas o qué utilidad se les da.
En la foto, colección de escarabajos cornudos expuesta en el Museu Blau o Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.

El concepto de "escarabajo cornudo" engloba una serie numerosa y no muy bien definida de insectos coleópteros pertenecientes a diferentes familias y subfamilias cuyos efectivos se caracterizan, en general, por la posesión, sobretodo en los machos, de apéndices y estructuras, a veces de diferente naturaleza, definidas como cuernos, que si bien también pueden presentarse en otros tipos de escarabajos, no se hace con su nivel ni extensión.
En las dos fotos de arriba, hembra de Lucanus cervus, fotografiada en el Parque Natural de Collserola (Barcelona), cuyos "cuernos" son en realidad mandíbulas, mucho menos desarrolladas que las impresionantes del macho, pero también más fuertes y robustas que las de aquél.
Macho de ciervo volante disecado perteneciente a una especie asiática.

Los cuernos pueden mostrar formas y tamaños muy variables, y esa variabilidad se plasma también en su orígen, así observamos que unos nacen sobre la cabeza del escarabajo (son los cuernos cefálicos, que pueden emerger de tres puntos diferentes: vértice de la cabeza, frontal y clípeo) y otros sobre el tórax (centro del mismo, o en sus laterales). Pueden ser cuernos simples, sin ninguna particularidad, como ocurre con el cefálico de los machos de Oryctes nasicornis, o adornados, finamente dentados, otros bifurcados en su ápice, o ramificados; puede haber un solo cuerno, o más, incluso cinco como ocurre en el impresionante Eupatorus hardwickei de las siguientes fotos:
Ejemplar macho procedente de Myanmar.

Los cuernos que presentan los escarabajos cornudos, de los cuales los escarabajos rinocerontes, protagonistas de este Blog, son sólo un subconjunto de ellos, pueden ser igualmente cortos o exageradamente largos como el dorsal de Dynastes hercules. Toda esta asombrosa diversidad no se encuentra en otros tipos de estructuras, aún similares, como las mandíbulas corniformes, aún sin dejar éstas de mostrar cierta variabilidad también.

De los escarabajos cornudos llama la atención el extravagante desarrollo que alcanzan los apéndices en los machos de algunas especies. Observándolos bien, se puede constatar que existe una relación entre el tamaño del escarabajo y el tamaño del cuerno, en el sentido de que cuanto más grande es aquél, más largo es éste. Un ejemplo lo encontramos en el género Onthophagus, en el que las formas más pequeñas son acornes, las de tamaño medio presentan cuernos de estructura simple, y las más grandes exhiben cuernos bien desarrollados que adquieren fantásticas formas.
Otro buen ejemplo que ilustra esta relación tamaño escarabajo/tamaño cuerno lo proporciona la especie asiática Xylotrupes gideon, cuya longitud corporal varía de 30 a 50 mm, y los cuernos torácicos, medidos desde su base hasta la punta del ápice, entre 8 y 40 mm. Esto significa que los cuernos del tórax de un especímen macho que mida 30 mm le medirán 8 mm, mientras que los de otro ejemplar que alcance 50 mm (menos del doble del anterior) le medirán sin embargo, no dos veces más, sino cinco veces más.
Esta relación de tamaños del cuerpo y los cuernos no sólo se da entre ejemplares diferentes de una misma especie, sino también entre especies distintas aunque afines, tal como se observa, por ejemplo, en los representantes del género americano Golofa, que desde el más pequeño, G. inermis, con escaso cuerno, hasta G. porteri, el más grande y con un cuerno larguísimo y muy estilizado, se constata una progresión en el tamaño de los apéndices.

Un escarabajo (macho) del género Golofa disecado.

En general se puede afirmar que cuernos grandes son encontrados en escarabajos grandes, cuernos medios en escarabajos medios, y cuernos pequeños en escarabajos pequeños.
Además también, en los mayores escarabajos, precisamente por poder llevar esos cuernos tan desarrollados, presentan extremidades anteriores más largas.

La excepción a esta regla del tamaño corporal/tamaño del cuerno podrían mostrarla los populares "escarabajos Goliat" del género Goliathus, distribuidos por las selvas ecuatoriales de África, y cuyas mayores especies, G. goliathus y G. regius presentan un cuerno frontal más corto que las especies de menor tamaño. Sin embargo la excepción es sólo parcial, porque si bien este cuerno es más corto, también es más fuerte y robusto.

Dos gigantes entre los escarabajos: Goliathus regius (izquierda) y Goliathus goliathus, expuestos en el Museu Blau (Barcelona)

LOS CUERNOS EN LOS MACHOS Y EN LAS HEMBRAS
En general, es sabido que en los escarabajos cornudos, solamente los machos son los portadores de los grandes e impresionantes cuernos. Las hembras, o no llevan, o sus cuernos son mucho más pequeños, a veces reducidos a diminutos apéndices. Algunos autores creyeron en el pasado que si los cuernos eran armas defensivas frente a los depredadores, aunque sólo fuera para impresionarlos, las hembras quedaron entonces desprotegidas al carecer de ellos, como si sólo valiera la pena proteger a los machos, al menos de esa manera. Pero se han buscado otras posibles funcionalidades para justificar la presencia de los cuernos, partiendo del hecho innegable que en la gran mayoría de las especies únicamente son los machos los que los muestran desmesuradamente desarrollados, así: los cuernos como atributo sexual para seducir a la hembra (cuanto más grandes, mayor capacidad de seducción, sin embargo parece que las hembras no aprecian mucho ese atributo dada la mala visión de que disponen y lo indiferentes que se muestran ante sus pretendientes), los cuernos como armas para luchar contra otros machos por la posesión de la hembra (los llamados "combates nupciales", constatados en varias especies), los cuernos como herramientas de trabajo (por ejemplo para construir madrigueras o el nido; se sabe de especies en las que el macho colabora activamente en los trabajos de nidificación, juntamente con la hembra), o simplemente, como se ha llegado a veces a proponer, los cuernos como absurdos adornos inútiles carentes de toda funcionalidad. El debate aún sigue abierto; es posible que no exista una única respuesta válida para todas las especies y sea necesario estar caso por caso.

Como sea, en el mundo de los escarabajos cornudos encontramos todas las posibilidades, aunque no en la misma proporción:

1/ Machos con cuernos grandes y hembras sin cuernos o con cuernos pequeños
Según se ha dicho, es lo que ocurre en la gran mayoría de los casos.

2/Ambos sexos dotados de cuernos grandes del mismo diseño
Un ejemplo en el que tanto el macho como la hembra pesentan cuernos del mismo tamaño y de la misma forma lo vemos en la especie americana Phanaeus lancifer, en la que precisamente por esa característica cuesta distinguir el macho de la hembra, aparentemente casi iguales.

3/Ambos sexos presentan cuernos igual de desarrollados pero de diferente diseño
Estos casos son todavía más raros que los anteriores. Los sexos pertenecen a la misma especie, pero en un primer vistazo nadie lo diría.

4/Hembra con cuernos muy desarrollados y macho sin cuernos o sólo simples rudimentos
Estos son los más extraños casos de todos, y sólo se da en muy pocas especies. Un ejemplo lo constituye el escarabajo africano Onitis castelnaui; en el caso de este ejemplo dado, se cree que en su orígen ambos sexos eran igualmente cornudos para llevar a cabo la tarea de la nidificación, pero después el macho, por lo que sea, tal vez por un cambio de hábito, abandonó este trabajo que hasta entonces realizaba en colaboración con la hembra, y ésta consecuentemente desarrolló más el suyo adaptándolo al transporte del material que iba retirando para la construcción de la madriguera.

Ejemplar macho de Megasoma elephas, el escarabajo elefante, uno de los mayores coleópteros del mundo, fotografiado en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona; en esta especie, el macho lleva un largo cuerno cefálico con el extremo bifurcado (en forma de Y), y dos torácicos laterales de longitud mucho menor, dispuestos horizontalmente y hacia delante.
Distribuido por América.